Los impagos son el gran enemigo de cualquier autónomo. Y donde decimos autónomo, podemos decir emprendedor, empresario, pyme e incluso grandes empresas. Hemos emitido una factura, pero el cliente todavía no ha pagado. Y es posible que mientras esperas a que pague debas hacer frente al IVA trimestral, además de gastos como la compra de materiales, equipamiento, etc. Pero, ¿sabías que puedes aprovechar tus facturas pendientes para financiarte? Es lo que se conoce como factoring y puede ser la respuesta a tus problemas de liquidez.
El factoring consiste en ceder la factura a una entidad especializada, que gestiona el cobro y te paga de modo anticipado el monto de la factura. De este modo, tienes acceso antes al líquido para poder hacer frente a los diferentes gastos de tu negocio, unos gastos que no pueden esperar.
Muchas veces, las entidades que se dedican al factoring incluyen otros servicios administrativos, financieros o comerciales, donde destacan la investigación de clientes, gestión del cobro y, en caso de necesidad, la cobertura de insolvencia.
Cómo funcionan el factoring para autónomos y pymes
Cualquier empresa que facture puede recurrir al factoring, incluidos los autónomos y pymes. Si nos ponemos técnicos, lo que hacemos es vender las facturas pendientes de cobro a una entidad financiera que nos la abona al momento.
De este momento, solucionamos los problemas de liquidez a corto plazo. Esta entidad, conocida como “factor”, es la que se encarga de gestionar el pago por parte de nuestro cliente.
A cambio, el factor nos cobra unas comisiones y/o intereses por el trabajo que ha realizado; todo ello especificado en el contrato de factoring. Cuenta con cuatro pasos.
- Se fija el monto de la operación, indicando el límite de crédito para el cliente que cede las facturas
- Se fijan límites para deudores. Cada deudor puede tener un límite, la financiera decide si se hace cargo del 100% de la factura o de una parte
- El cedente envía las facturas al factor, para que este las abone como se había acordado
- La empresa de factoring gestiona el cobro en el momento de vencimiento de las facturas
Lógicamente, esta forma de financiarse tiene sus pros y sus contras. Entre las ventajas del factoring destaca el acceso a la liquidez inmediata, con lo que podemos hacer frente a posibles deudas. Así, se reducen las gestiones y el autónomo o pyme puede planificar su tesorería con más margen.
Reducir el plazo de cobro es fundamental para la supervivencia de cualquier negocio, con el plus de que se eliminan los gastos financieros fruto del retraso en cobrar. El hecho de tener esa liquidez en efectivo evita al emprendedor acudir a fuentes de financiación con intereses mucho más elevados.
En cuanto a las desventajas del factoring, como cualquier otra fuente de financiación hay que ser conscientes de que está sujeta a unos gastos para el negocio. Deberás hacer frente a un interés o comisión por los servicios del factor, de modo que aceleras el pago pero no cobras íntegramente las facturas.
Este aspecto hay que tenerlo muy en cuenta. También conviene destacar que no todos los autónomos y pymes podrán acogerse al factoring. El factor deberá validar la cesión, para lo que antes es imprescindible superar una serie de trámites.
Por último, hay que hablar de los deudores insolventes. Generalmente, el factor asume la insolvencia de tus clientes pero esto no es siempre así.
Se puede dar la situación de que tengas que asumir tú esa insolvencia, devolviendo el dinero. Es una cuestión que deberías aclarar antes de firmar ningún contrato de factoring. Aun así, es un buen recurso cuando las negociaciones para acortar los plazos de pago con nuestros clientes son infructuosas.