Al ser autónomo sabes que hay una serie de factores que influyen en la contabilidad y en el desarrollo económico de tu negocio; y uno de ellos es la inflación. Siempre que hablamos de este concepto es porque los precios han subido, y generalmente eso tiene efectos negativos sobre la contabilidad de nuestro negocio. Sin embargo, es necesario hacer un análisis más profundo de los efectos de la inflación sobre los negocios de los autónomos, ya que estos van más allá de una simple subida de precios.
¿Qué es la inflación?
Pero antes de nada hay que responder a la pregunta principal: qué es la inflación. Podríamos definirla como el poder adquisitivo perdido por los ciudadanos por culpa de una subida generalizada de precios. La inflación no afecta a todos los productos, pero para producirse debe ser global.
Aunque si buscamos una definición más técnica y precisa, como la que recoge Contabilidae, una web sobre contabilidad y otros temas relacionados con la empresa, diremos que la inflación es la subida generalizada del precio de bienes y servicios de un país en un periodo de tiempo concreto, que suele ser de un año.
Los efectos de la inflación en los autónomos
Ahora que ya sabemos en qué consiste, podemos fijarnos en sus efectos sobre la contabilidad de los autónomos, que sufrirán seriamente sus efectos, puesto que por norma general estos profesionales se ven obligados a absorber la subida de los precios. En este sentido hay dos opciones: o ven reducidos sus márgenes empresariales o repercuten el aumento de precios sobre sus clientes. Esta segunda opción es muy peligrosa, por el hecho de que puede dar paso a un círculo vicioso que contribuya a una mayor escalada de precios a medio y largo plazo.
No hace falta ser economista para saber que cuando el autónomo ve reducidos sus márgenes empresariales ganará menos, lo que sin lugar a dudas afecta muy negativamente a su contabilidad. Si tienes trabajadores a sueldo es fácil que tus empleados exijan una subida salarial acorde al aumento del coste de vida, una circunstancia que de hecho viene reflejada en algunos convenios colectivos. De esta manera, la inflación vuelve a tener efectos negativos en la contabilidad de tu empresa, que tendrá que destinar más activos a los aumentos salariales.
Tampoco podemos pasar por alto los efectos de la inflación al adquirir las materias primas y los materiales que necesitamos para que nuestro negocio funcione. Uno de los ejemplos más claros es el de los carburantes, que España está obligada a importar y que muchas veces son los culpables de la inflación. Una subida del combustible eleva los costes empresariales, en especial si necesitas un vehículo para desplazarte. Lo mismo pasa con el resto de materiales, un aumento de costes reduce tus beneficios.
La excepción a esta pérdida de beneficios está en que el aumento del coste tenga sus efectos en el precio final que pagan tus clientes por el servicio, pero esto se puede girar en tu contra. Si el cliente pierde poder adquisitivo puede renunciar a tus productos o servicios, algo que evidentemente te perjudicará gravemente al perder los ingresos que te reporta. Además, como decíamos al principio, podemos entrar en una espiral que acabe disparando los precios.
Por suerte, los cálculos y predicciones macroeconómicas nos permiten anticiparnos a la inflación y tomar las medidas necesarias para evitar que las consecuencias de esta subida de los precios sean tan dramáticas para nuestra empresa. Es más, es probable que la inflación sea algo habitual en los próximos años, y los autónomos debemos tener esto en cuenta a la hora de preparar nuestros presupuestos y afrontar gastos.