Como otras tantas miles de familias en el mundo, la familia Molina, de origen chileno y residentes en Estados Unidos se vieron con el agua al cuello durante la crisis y tuvieron que tirar de imaginación para salir a flote.
En 2011, cuando apenas tenían dinero para comer Mary Molina empezó a preparar en su casa unas barritas de frutos secos para que su marido comiese de una manera saludable. Con el paso del tiempo han conseguido entrar en miles de hogares y se prevé que la producción para este año alcance el millón de unidades.
Se puede decir con rotundidad que son dos emprendedores a la fuerza o por obligación. Después de cerrar una tienda de telefonía que regentaban entre los dos se quedaron sin apenas recursos hasta que Hernán consiguió un empleo a media jornada. Para estirar el sueldo lo máximo posible se alimentaba con comida basura, hasta que le pidió a su mujer que elaborase algo más saludable. Fue así como empezaron a fabricase estas barritas horneadas con nueces, miel, semillas, avena y frutas deshidratadas, y poco a poco nació una idea de negocio.
Este alimento pronto empezó a popularizarse entre los compañeros de su marido, que empezaron a comprarle las barritas. El Departamento de Agricultura dio su visto bueno para que pudiesen comercializar el producto. Empezó con ‘Lola Granola’, pero con el tiempo creo otros cuatro nuevos sabores distintos con el nombre de sus tres hijos y un sobrino.
Antes de empezar a venderlas de una manera profesional elaboraba unas treinta barritas en el horno de su casa, pero en vista del enorme éxito se vio obligada a trasladar la fabricación a una cocina de mayor tamaño en Syracuse. Entre los objetivos que tienen en mente se encuentra crear dos nuevos modelos de barritas, que pasarían a ser siete en total. Destacan por ser sin gluten, ni azúcar añadido ni aceites hidrogenados.