A partir del 1 de enero de 2015 entrará en vigor una reforma fiscal con la intención impulsar el crecimiento económico y la creación de empleo, que tendrá a los autónomos y pymes como algunos de los principales beneficiados.
Los trabajadores por cuenta propia empezarán a notar dentro de unos días una rebaja del IRPF, que dentro de las distintas medidas que se van a tomar quizás sea la de mayor calado. Los profesionales con rentas por debajo de los 15.000 euros al año han visto desde el pasado mes de julio el tipo de IRPF pasaba del 21% al 15%.
También se beneficiarán de estas reducciones los autónomos con rentas mayores a 15.000 euros. Pasarán del 21 al 19% en 2015, mientras que para 2016 la previsión es alcanzar el 18%. Esta reducción se aceleró en su momento en trámite parlamentario, ya que el proyecto inicial recogía una rebaja de un punto para el año próximo y de dos para 2016.
A todo esto también se incluye en la reforma fiscal el derecho a una deducción del 100% por aportaciones a las mutuas, mientras que se mantiene el gravamen reducido para nuevas sociedades del 15%, que ya estaba recogido en la Ley de Emprendedores.
En lo referente a los cambios que se producirán en las pequeñas y medianas empresas, la reforma fiscal hace mención de unos cambios en el impuesto sobre sociedades, que afecta a la reducción de tributación. Esto significa que se producirá una rebaja de dos puntos para el próximo año 2015, al pasar del 30 al 28%, mientras que en 2016 será de tres puntos menos.
Las pymes también tendrán la posibilidad de acceder a una nueva reserva de nivelación, produciéndose una minoración del 10% de la base imponible en las facturaciones que no pasen del millón de euros. Otro de los beneficios para las pequeñas y medianas empresas será la libertad de amortización, a consecuencia del mantenimiento del régimen especial de entidades de reducida dimensión.