La crisis que afectó a España entre los años 2008 y 2014 propició la pérdida de unos 400.000 autónomos. Así lo desvela un estudio de Randstad en donde analizan la evolución del trabajo por cuenta propia. En la actualidad aseguran que el mercado nacional cuenta con casi tres millones de autónomos, cuando a comienzos de 2008 se alcanzaban los 3.382.000.
Pese a esta caída, se aprecia como la incidencia del autoempleo ha subido algo más de medio punto en comparación al comienzo de la crisis, al pasar del 16,4% al 17%. En gran medida esto se explica con que el número de asalariados ha bajado en menor medida que el de profesionales por cuenta propia.
En el informe de Randstad también se recoge como el autoempleo ha servido de refugio a muchos trabajadores que carecían de salida laboral después de encontrarse en el paro. Esta “modalidad laboral ha permitido a los profesionales seguir desarrollando su actividad sin tener en consideración a un empleador directo”. Se aprecia, además, que cuanta más elevado es la tasa de desempleo de un país, también es mayor el porcentaje de trabajadores que realizan su actividad laboral por cuenta propia.
Dos cada tres autónomos españoles (66%) aseguran que se decantan por este modelo laboral por realización personal y por independencia, mientras que el 24% lo justifica con la libertad de tiempo y lugar de trabajo, seguido por las razones económicas (10%).
En este estudio también se analizan otros estados. Y de los resultados conseguidos se extrae que en aquellos países con economías emergentes, como son China o Brasil, muchos autónomos optan por el autoempleo debido al salario. La media europea se sitúa en el 11%, mientras que el 27% de los chinos lo hacen por la retribución económica frente al 18% de los brasileños.
Sólo Italia, en Europa, registró una caída de autónomos durante la crisis más pronunciada que España. Se dejaron por el camino medio millón de trabajadores por cuenta propia.