España no es un país que destaque en materia de emprendimiento social. Así lo avalan los datos del estudio GEM España, en donde se comprueba que apenas llega al 1% cuando la media de los países con economías desarrolladas alcanza el 3,7%.
A simple vista parecen datos negativos y lo son. Pero hay mejoras en comparación a 2009, cuando el emprendimiento social apenas suponía el 0,3%. En estos momentos se encuentra por delante de otras potencias como Alemania o Noruega. Por su parte, en esta clasificación de empresas sociales debe destacarse Perú, con un 10,1%, mientras que a la cola se localiza Corea del Sur.
El emprendimiento social hace referencia a la puesta en funcionamiento de proyectos con objetivos de bien común, en donde el beneficio económico no lo es todo. En los distintos estudios se detectan mejoras. Destaca mucho las diferencias que hay entre sexos, ya que en el emprendimiento comercial, los hombres representan dos de cada tres emprendedores, mientras que en el sector social son el 55%, por lo que hay mucha más igualdad.
El emprendimiento social, una figura casi desconocida en España, cuenta con un propósito comunitario, ambiental o social. Este informe presentado por GEM desvela que las personas entre 18 y 64 años que tienen intención de crear una empresa social suponen el 3,2% frente al 7,6% que busca constituirla con fines comerciales.
Supone un dato muy interesante que los jóvenes de entre 18 y 34 años tengan más iniciativa a la hora de emprender ideas con objetivos sociales. El profesor de la Escuela de Economía de la Universidad de Utrecht, Niels Bosma, también autor de este trabajo, reconoce que el emprendimiento social se vincula en muchas ocasiones con personas de corta edad “que son idealistas por naturaleza”.
Resulta complicado encontrarse emprendedores sociales, pero los hay. Eso sí, la mayoría que decide montar una empresa lo hace para conseguir beneficios económicos.