Entre los nuevos trabajadores por cuenta propia cada vez hay más asalariados encubiertos. Cada vez salen a la luz más casos de personas que consiguen un trabajo, pero la empresa que les contrata se niega a formalizar un contrato de vinculación y exige que el empleado se ocupe de su propia cotización y pago de impuestos. Este tipo de personas se consideran falsos autónomos, ya que en realidad deberían aparecer en las estadísticas como trabajadores por cuenta ajena.
Este tipo de actuación es un fenómeno cada vez más frecuente en algunos sectores como la comunicación, industria, abogacía o arquitectura, como reconocen los sindicatos. El secretario de acción sindical de UGT, Toni Ferrer, sostiene que se trata de una “tendencia creciente, fruto de la precarización del empleo“. El coordinador de economía social y de autoempleo de CCOO, Jordi Ribó, también reconoce la existencia de esta figura, sobre todo porque “encontrar empleo es imposible. A partir de ahí surge de todo. Desde gente que se da de alta por obligación y otros que se hacen autónomos aprovechando la tarifa plana del Gobierno incluso aunque no tengan un proyecto”. De ahí que sean muchos los que se den de baja cuando finaliza el incentivo a los seis meses.
En las asociaciones de autónomos también son conscientes de la presencia de falsos autónomos El presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor, reconoce que nunca “negaré que entre las altas de la Seguridad Social hay cierto empleo encubierto, trabajadores disfrazados de autónomos, pero es una pequeña parte”. En algunos sectores este fraude es más pronunciado. Recuerda que el ámbito de la comunicación fue el único sector “en el que las altas de los autónomos no ha dejado de crecer, ni siquiera en plena crisis”. Amor asegura que el incremento de las afiliaciones de trabajadores por cuenta propia evidencia las ganas de la gente por trabajar.