Todos los años toca cumplir con el fisco. Sin embargo, en el caso de los emprendedores su declaración de la renta resulta un tanto más compleja. Hay que intentar dejar asesorarse por algún profesional para evitar posteriores revisiones por parte de los inspectores de la Agencia Tributaria. Cualquier asunto que vean sospechoso puede ser el principio de una investigación.
Para que no ocurra nada de esto es preferible que desde un primer momento se hagan los trámites correctamente.
Uno de los primeros casos que pueden hacer sospechar a Hacienda es que tu negocio soporte durante un largo periodo de tiempo una cifra de gastos superiores a los ingresos. No tendría sentido mantener esta situación durante tanto tiempo. Es algo lógico que durante una etapa puedas sufrir pérdidas, pero prolonga esta situación muchos años no es lógico. Al declarar más gastos que ingresos pueden pensar que no se declara todo lo que se gana.
También le ponen mucho interés al asunto cuando decides incorporar como gasto deducible algunos gastos de carácter personal. Suele ocurrir que algunos emprendedores o autónomos incluyen como gastos de comida aquellos que no tienen nada que ver con el negocio. Si la cantidad resulta demasiado abultada puede que estés invitando a Hacienda a que te realicen una inspección.
En el momento en que te sale a devolver la declaración del IRPF o del IVA, ellos querrán comprobar que todo se encuentra en perfecto estado y que no hay ninguna alteración. Cuanto mayor sea la cantidad a devolver, más posibilidades habrá de que intenten controlar tus cuentas. Además, procura que las declaraciones trimestrales coincidan con exactitud con los resultados de los modelos anales. Tanto los modelos de IRPF o IVA anuales recogen el resumen de la actividad durante el ejercicio.
Como acabamos de comprobar, para no llevarse un buen susto con Hacienda, es mejor tenerlo todo bien atado desde un principio.