La decisión de hacerse autónomo viene acompañada de una serie de ventajas e incovenientes que es necesario concer antes de darse de alta en el RETA. Porque aunque muchas veces se venda la idea de que ser autónomo equivale a ser empresario o ser emprendedor, lo cierto es que, un autónomo es ante todo, un profesional que desarrolla una actividad por cuenta propia.
Para muchos, la principal ventaja de ser autónomo es ser tu propio jefe. Si bien es cierto, al hacerse autónomo hay que tener claro que trabajar para uno mismo y sacar un negocio a delante que genere unos ingresos mínimos para que sea viable no es ni mucho menos un camino de rosas.
Principales inconvenientes de ser autónomo
Ser autónomo tiene sus desventajas. Aquí tienes algunas, aunque no son las únicas.
- Si hay una palabra que acompaña al autónomo durante mucho tiempo es incertidumbre o la falta de seguridad de tener una serie de ingresos asegurados de forma periódica.
- El trabajador autónomo
- Independientemente de los ingresos que tenga, tiene que pagar de forma mensual sus cuota a la seguridad social. Lo que quiere decir que, aunque un mes no haya tenido ingresos, sí tendrá gastos. (Y en el caso de que no puedas acogerte a ninguna bonificación o reducción de la cuota, deberás pagar un mínimo de cerca de 260 al mes).
- A diferencia de lo que ocurre con los trabajadores por cuenta ajena y salvo que contrates un seguro, las prestaciones por incapacidad temporal tienen cuantías muy reducidas.
- La responsabilidad del autónomo es ilimitada. ¿Qué significa esto? Pues que no existe diferencia entre el patrimonio mercantil y patrimonio personal. En caso de contraer deudas derivadas de su actividad profesional, el autónomo debe hacer frente a ellas con su patrimonio personal. Puede incluso a afectar a la pareja, en caso de que el autónomo esté casado bajo el régimen de bienes gananciales.
- Resulta bastante complicado acceder a entidades de crédito para conseguir financiación especialmente el inicio de la actividad.
- No es posible contratar a familiar hasta un segundo grado de consanguinidad, sino que estos deben darse de alta y pasan a ser autónomos colaboradores.
- Si tu actividad profesional te genera beneficios, es posible que acabes pagando más impuestos que si constituyeses una sociedad, porque aunque sigas teniendo que ser autónomo, el régimen fiscal que se aplica a los beneficios de la sociedad es diferente.
Como has visto, las desventajas no sólo tienen que ver con la organización de la actividad en sí, sino también con otros aspectos legales, administrativos y financieros.