Conseguir financiación para tu negocio como autónomo implica una serie de pasos previos. Como si de un videojuego se tratase, tendrás que completar diferentes etapas hasta conseguir el objetivo final, la financiación. Y una de las fases clave del proceso es la consecución de un aval como autónomo. El aval es la garantía en las operaciones de crédito y préstamos, y si no devolvemos el dinero obtenido nuestro acreedor podrá exigir al avalista que abone la deuda que hemos contraído. Muchos autónomos ven hundirse sus esperanzas en esta fase al no poder acceder al aval.
Tipos de avales que puede presentar un autónomo
Si en vez de autónomos fuésemos asalariados, bastaría con presentar nuestra nómina como garantía de que podemos hacer frente a la deuda que vamos a contraer. Sin embargo, un autónomo no tiene nómina sino que sus ingresos fluctúan de un mes a otro en función de lo que ha trabajado. Tendrá que aportar más documentación que un trabajador por cuenta ajena. Estos son los principales tipos de aval para autónomos:
- Aval bancario: es lo más parecido a un préstamo personal. Si somos capaces de demostrar solvencia ante una entidad bancaria, esta actuará como avalista. Eso sí, hay que pagar parte de los intereses para que el banco se cubra ante un impago.
- Aval personal: es la gran alternativa a los avales bancarios. Una tercera persona hace de avalista, y será el encargado de pagar si tú no puedes. Lo ideal es elegir a alguien muy cercano -familiar, amigo- con altos ingresos o un elevado valor patrimonial.
- Patrimonio personal: según el monto que solicites, puedes utilizar viviendas, vehículos o cualquier bien mueble que tengas como garantía del cumplimiento de pagos. Si no pagas, te arriesgas a perderlos.
- Documentación de la actividad como autónomo: las declaraciones del IVA trimestral, la declaración de la Renta de los últimos años, extractos bancarios que justifiquen tus ingresos regulares… Incluso puedes presentar como aval productos tipo planes de pensiones o fondos de ahorro.
Pasos para solicitar un aval financiero para autónomo
Lógicamente, el primer paso es acudir a diversas entidades bancarias e informarnos de lo que nos piden para concedernos el préstamo o el aval. Necesitarás reunir toda la posible documentación. El recurrir a una persona de confianza no siempre es buena idea.
Ten en cuenta que, por mucho que esta persona actúe de buena fe y te quiera ayudar en tu negocio, está poniendo en resigo su propio patrimonio personal. Si no haces frente a la deuda, deberá responder tu avalista y esto puede acabar por dañar vuestra relación personal. No es lo mismo que si te dejase el dinero directamente.
El otro paso para conseguir avales para autónomos es acceder a una SGR (Sociedad de Garantía Recíproca). Se trata de unas entidades sin ánimo de lucro que facilitan a los autónomos el acceso a la fuente de financiación que necesitan, actuando la SGR como avalista. Está formada por socios partícipes (el autónomo o pyme que aprovecha el aval) y socios protectores (pueden ser la Administración, la Cámara de Comercio, etc. que son quienes aportan el dinero si se tiene que ejecutar el aval).
Una SGR tiene más oportunidades de conseguir el préstamo, pues las entidades de crédito tiene una mayor predisposición a concederlos. La Sociedad de Garantía Recípropa se involucra a la hora de valorar la viabilidad de la operación, y el riesgo de impagos es menor. Además, te puede ayudar con asesoramiento sobre el proyecto. En caso de que los bancos y otras entidades de crédito rechacen un aval convencional, como el patrimonial o el bancario, siempre tenemos la opción de acudir a una SGR para conseguir el dinero que nuestro negocio necesita.