Las facturas se pueden clasificar de varias maneras en función de diferentes criterios.
En función del contenido (es la clasificación más frecuente)
- Ordinarias (Tipo A): documentan la operación comercial.
- Rectificativas (Tipo B): documentan correcciones de una o más facturas anteriores, o bien devoluciones de productos, envases y embalajes o comisiones por volumen.
- Recapitulativas (Tipo C): documentan agrupaciones de facturas de un período. Para que esta factura tenga validez fiscal se han de anular las anteriores.
En función de su valor
- Pro-forma: Documenta una oferta, con indicación de la forma exacta que tendrá la factura tras el suministro. No tienen valor contable ni como justificante. Suele incluir la fecha máxima de validez.
- Copia: Documenta la operación para el emisor, con los mismos datos que el original. Debe llevar la indicación de copia para permitir distinguirla del original.
- Duplicado: Documenta la operación para el receptor, en caso de pérdida del original. La expide el mismo emisor que expidió el original y tiene los mismos datos que el original. Debe llevar la indicación de duplicado para permitir distinguirla del original, especialmente para el caso de que reaparezca el original.
En función de los requisitos contiene
- Completa: la que reúne todos los requisitos de la factura modelo.
- Simplificada: pueden omitirse algunos campos específicos.
- Documentos sustitutivos de las facturas
En función del medio de transmisión
- Tradicional: impresa en un soporte físico (generalmente papel) y transmitida bien sea en persona o por correo.
- Electrónica: también llamada e-factura, consiste en la transmisión de las facturas por medios electrónicos (ficheros informáticos) y telemáticos (de un ordenador a otro), firmados digitalmente con certificados reconocidos. Leer más >>>
Recursos útiles: Facturas y contratos