La salud financiera es la capacidad para hacer frente a las obligaciones económicas. Un error muy habitual, que puede ser perjudicial para cualquier autónomo, es limitarla al pago de los impuestos y gastos que tenemos. Una buena salud financiera como autónomo también nos permite afrontar con tranquilidad el futuro. De este modo, nuestro proyecto como autónomos será capaz de hacer frente a cualquier imprevisto: la cancelación de un encargo, un encarecimiento de las materias primas, el fallo de un proveedor que nos impide completar proyectos…
Evalúa tu salud financiera siendo autónomo y propón soluciones
Conviene recalcar que la salud financiera no está relacionada con el nivel de ingresos. Un autónomo que facture 10.000€ al mes puede tener peor salud financiera que otro con unos ingresos que con dificultades alcanzan los 1.000€. Aspectos como la actividad económica que desarrollamos también influyen en ello. La capacidad de administrar nuestras finanzas es esencial para disfrutar de una buena salud financiera, así que deberemos evaluarla siguiendo unos criterios lo más objetivos posible y buscar soluciones para mejorarla.
- El primer indicador de salud financiera es la relación entre gastos e ingresos. Más concretamente, controlar la contabilidad como autónomo, gastar menos de lo que ingresamos es imprescindible para construir ese colchón de seguridad y gozar de una buena salud financiera. Cuando la diferencia es 0, la situación no es dramática pero sí que será mejorable. Finalmente, cuando gastamos más de lo que ingresamos, estamos en situación de urgencia y debemos corregir cuanto antes la situación. Puede darse puntualmente, pero cuando la situación se repite mes tras mes hay que encontrar una solución urgentemente.
- La sostenibilidad de la deuda es otro criterio para evaluar la salud financiera de cualquier trabajador por cuenta propia. Endeudarse no tiene por qué ser negativo, siempre que la deuda se adapte a la capacidad de endeudamiento y puedas afrontarla. En ocasiones, no hay más remedio que asumir una deuda para que el negocio crezca. El problema llega cuando nos encontramos con un nivel de deuda excesivo, superior a nuestra capacidad para hacer frente a los pagos y a los intereses. En ese caso, hay que tratar de renegociarla o encontrar otras fuentes de ingresos.
- Relacionado con la deuda están los pagos de facturas. ¿Cuánto tardas en abonarlas? Solo si las pagas a tiempo, significa que tienes una buena salud financiera. Si la gran mayoría de ellas se abonan en la fecha establecida pero hay alguna que se retrasa, debes empezar a preocuparte. Si llegada la fecha de pago eres incapaz de asumirlas sistemáticamente, el problema es gordo. La solución pasa por reducir el gasto y aumentar los ingresos, de modo que podamos cumplir con todas las obligaciones que hemos contraído.
- Otra posibilidad es recurrir a ahorrar siendo autónomo o contar con un fondo de emergencia. No es fácil ahorrar siendo autónomos, pero hay que hacer un pequeño esfuerzo destinando mes a mes una pequeña cantidad a la creación de un bote que nos saque de apuros en caso de necesidad. Lo ideal es destinar una cantidad fija al fondo, que nos permita cubrir gastos imprevistos. También nos puede ayudar a disfrutar de las vacaciones sin condicionar la viabilidad del negocio debido a los días que pasamos sin ingresos. Se recomienda que el fondo de emergencia tenga lo suficiente para afrontar medio año de gastos.
Si tras analizar estos cuatro parámetros la salud financiera de tu negocio como autónomo no es buena, deberás tomar medidas. Lo fácil es decir que ahorres más y gastes menos, pero la cosa es algo más compleja. Conviene elaborar un presupuesto, analizar qué gastos son prescindibles -ojo con los gastos hormiga– y dónde podemos obtener más recursos económicos. Planificar el ahorro y la creación de un fondo de emergencia, además de establecer los casos en que puede tocarse -y respetarlos- debería ayudar a mejorar la salud financiera.