A menudo se habla del sacrificio y el esfuerzo que supone en algunos aspectos hacerse autónomo. Supone asumir ciertos riesgos y responsabilizarse de un negocio al 100%. Ser autónomo no es para todo el mundo y aunque puede presentar grandes ventajas, quien opte por embarcarse en esta aventura debe asumir lo que conlleva.
Épocas mejores y peores, afrontar contratiempos y aguantar la presión sobre sus propios hombros, gestionar la contabilidad de la empresa… Muchas veces se ha señalado el desamparo que padecen los autónomos en nuestro país. Pero, ¿qué hay de verdad y de mito en tal afirmación? ¿Cómo es realmente ser autónomo en nuestros países vecinos?
Cómo es ser autónomo en nuestros países vecinos
El primer lugar conviene destacar que España es el sexto país europeo en cuanto a número de autónomos solamente por detrás de Grecia, Italia, Polonia y República Checa. Muchos expertos señalan que las dificultades para encontrar empleos estables y de calidad ha propiciado un gran incremento en altas como autónomos en ciertos países de Europa. No obstante, muchos de los potenciales autónomos como los que ya están dados de alta suelen tener reticencias o pequeños miedos al tener que vérselas ellos solos frente a la declaración de la renta. Sin embargo, cada vez hay más aplicaciones y páginas que explican cómo llevar la contabilidad del negocio de una manera ordenada, sin imprevistos o sustos de última hora. Ya que como dicen muchos refranes, en este caso uno francés: “las buenas cuentas, hacen los buenos amigos”; aunque en este caso concreto aplicado al mundo laboral sería: “las buenas cuentas, son clave para la sostenibilidad de nuestra empresa”.
No obstante, las facilidades que España ofrece para iniciar un negocio son muy inferiores a la de las principales potencias europeas. En nuestro país se tarda una media de 14 días en comenzar burocráticamente un nuevo proyecto. Mientras que en Suecia sólo se necesitan 2 trámites, en España se precisan 7. Darse de alta supone un gasto mensual de 50 euros durante el primer año en municipios de más de 5.000 habitantes, pero a partir de entonces el gasto asciende a 278. Si bien es cierto que las facilidades implementadas en los últimos años han resultado efectivas, todavía nos situamos muy lejos de las principales potencias en el sector.
Principales facilidades para ser autónomo en Europa
Según los últimos estudios los mejores puestos en el ranking mundial son para Nueva Zelanda y Singapur. El tercer peldaño del podio lo ocupa el primer país europeo: Dinamarca.
En nuestro continente no ha habido cambios demasiado significativos en los últimos años. Así, la ya nombrada Dinamarca junto con Noruega, Reino Unido y Suecia son los países más exitosos en este sentido. Alemania y Francia, siempre referencias en el contexto europeo, se sitúan también entre los mejores.
En Dinamarca, por ejemplo, uno puede darse de alta como autónomo fácilmente de manera online. No hay registro ni cuotas mensuales, sino que se paga un impuesto sobre las ganancias que oscila entre el 25 y el 50%.
En el caso de Reino Unido, si los ingresos son inferiores a 6.879 euros no se cotiza. Si se supera dicha cantidad, se hará en función de los beneficios obtenidos.
En Alemania tampoco se factura por debajo de los 1.700 euros netos de ingresos. En caso contrario, la cuota mensual es de 140 euros y hay que pagar un seguro médico obligatorio que oscila entre los 150 y los 200 euros. Si bien es cierto que hay ayudas a los menores de 30 años o a los que facturan más modestamente, es necesario un capital relativamente importante para iniciar un nuevo proyecto. El país teutón es uno donde más ha aumentado el alta de autónomos españoles en la última década.
Otra de las grandes potencias europeas, Francia, permite a sus autónomos no pagar ninguna cuota durante el primer año desde su alta. A partir de entonces dependiendo de su facturación, deberán pagar entre el 12 y el 21%. Se les ofrece cobertura sanitaria, incapacidad temporal, y pensiones de viudedad, invalidez y jubilación.