Es habitual que el profesional autónomo se plantee la posibilidad de subir la cotización, o abrir un plan de pensiones para mejorar su condición económica ante la jubilación. ¿Pero es necesario? ¿Se obtiene un beneficio con ello o es tan solo, un miedo infundado?
Pues bien, el hecho de trabajar como autónomo no debería a priori suponer algo negativo para el profesional, frente al trabajador por cuenta ajena, aunque la jubilación de trabajadores autónomos suele suponer serias dudas acerca del cálculo de su prestación.
¿Interesa subir la cuota de autónomos o un plan de pensiones?
Sin embargo, sucede que el autónomo se encuentra sujeto al coste considerable de su Seguridad Social, lo que provoca que en la mayoría de los casos se apueste por la base de cotización mínima, para ahorrar en gastos mensuales.
Ahora bien, esta decisión supone un impacto considerable y es que el autónomo, al estar cotizando por una cuantía muy limitada también dispone de una jubilación menor a la del trabajador en régimen general, un hecho evidente en gran parte de los jubilados del país.
Es por ello, que se recomienda al profesional que durante su vida laboral cotice por la base imponible que más le convenga (generalmente suele ser la mínima), y cuando se acerque al momento de la jubilación suba la cotización para aumentar el cálculo de la pensión de jubilación y poder disfrutar de un retiro profesional más cómodo económicamente.
También hay otros profesionales que en puesto de esta decisión, prefieren optar por abrir un plan de pensiones que les permita ahorrar poco a poco una pequeña cantidad de ingresos al mes. Esa cantidad iría a parar a un fondo “congelado” hasta que el autónomo alcance la edad legal de jubilarse.
No obstante, existen otros supuestos en los que el plan de pensiones se puede liberar como extrema emergencia ante una situación de desempleo continuada, etc.