Las facturas impagadas son uno de los problemas más importantes a los que se enfrenta el profesional autónomo. ¿Qué alternativas existen si un cliente no paga? ¿Hay alguna forma de recuperar el cobro de los servicios prestados?
Durante los últimos años, el problema de la morosidad se ha terminado de imponer por desgracia en muchos de los sectores profesionales, generando importantes deudas a los profesionales que lo sufren. Sin embargo, aunque parezca que el panorama es especialmente negativo, sí existen algunas estrategias para facilitar el cobro de las deudas.
Qué hacer con las facturas impagadas
Como cuenta el dicho popular, “más vale prevenir que curar“, y en el caso de las facturas impagadas ocurre algo similar.
En primer lugar, hay que delimitar los plazos de pago tanto en el contrato con el cliente como en las propias facturas, indicando con claridad el método (efectivo, transferencia, giro postal, etc.) y los días para los que cuenta la empresa deudora.
No obstante, a pesar de dejar constancia y claridad en ello, puede ocurrir que el pago siga sin abonarse. Si esto sucede así, deberá analizarse en la situación si existe buena fe o mala fe por parte del “moroso”. En caso de buena fe (ausencia de pago por despiste, pérdida de factura u olvido), valdrá un recordatorio para asegurar la intención de pago.
Ahora bien, si transcurrido el plazo la factura continúa estando sin abonar existen distintas vías legales para proceder:
- Contratación de una agencia de morosos
- Proceso monitorio: La Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) permite demandar hasta un máximo de 250000 euros, en caso de que se pruebe que existan facturas impagadas y que la cuantía exigida por la parte demandante cumple con la realidad.
Es importante anotar que las deudas de este tipo tienen un periodo de prescripción de 3 años, por tanto si la cantidad es relevante hay que actuar a la mayor brevedad. Puedes conocer toda la información sobre cómo cobrar deudas en nuestro especial sobre facturas impagadas para autónomos.