El boom del emprendimiento ha provocado la creación de una especie de burbuja, que ahora tiene muchas posibilidades de que pinche y acarree una serie de “problemas adicionales”, explica el secretario general de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), Eduardo Abad.
De hecho augura un auténtico desastre para los profesionales por cuenta propia que se vean obligados a cerrar sus negocios, pero también para la economía del país. En los últimos tres años se dieron de alta en el RETA 300.000 nuevos autónomos y en este periodo causaron caja 600.000, representando estos un 20% del total de profesionales por cuenta propia. En palabras del responsable de UPTA, estos datos demuestran lo frágil que resulta el asentamiento de las actividades económicas.
Eduardo Abad cuenta que ocho de cada diez negocios que comiencen a funcionar a día de hoy “no van a llegar a los dos años”. La mayoría de ellos tienen un periodo de vida demasiado corto debido a los problemas financieros que les ahogan.
Por muchos mensajes de optimismo y recuperación que intenten dar desde algunos partidos políticos, el colectivo no ha notado nada de esto. Explica que el 65% de los autónomos se dedican al ámbito de los servicios, pero no habrá en realidad un fortalecimiento de la economía nacional y de las pequeñas empresas hasta que se active el consumo con el incremento de los salarios.
Tampoco el acceso al crédito está resultando algo sencillo para los autónomos. Pese a que algunas compañías bancarias cuentan con elevadas cantidades de dinero para prestar a estos trabajadores, las garantías que exigen impiden que se hagan efectivos estos préstamos. “Son prácticamente imposibles de cumplir”, cuenta Abad. También cuenta que la morosidad de los autónomos se ha reducido, sobre todo porque ha disminuido el número de créditos, no porque existan menos número de morosos. Por eso reclaman un poco más de flexibilidad por parte de la banca.