Una encuesta de Adecco revelaba hace unos días que siete de cada diez autónomos preferiría ser asalariado antes que profesional por cuenta propia. Esto demuestra que la época de crisis ha empujado a muchas personas a emprender y a montar sus negocios para poder salir adelante ante la falta de oportunidades que le brindaba el mercado laboral.
Quedó comprobado además que casi el 42% de ellos optaba por el autoempleo por necesidad, pero no porque fuese su primera opción. Algunos expertos aseguran que en realidad este desapego se debe principalmente a las trabas e inconvenientes que se encuentran en materia fiscal y de impuestos. Resulta más cómodo no serlo.
Los principales problemas que se encuentran son las cargas sociales y administrativas y la alta fiscalidad, con un 54,3% y un 47%, respectivamente. En realidad presenta más ventajas ser empleado. Pero no sólo porque a final de mes se tenga un salario fijo, se deban de cumplir una serie de horas y tengamos los descansos y vacaciones pagados. Más bien se debe a que los autónomos tienen una doble tarea, ya que al trabajo que soportan se le une también las cuestiones que tienen con la administración.
De ahí que en los últimos tiempos se hayan disparado la contratación de profesionales por parte de los trabajadores por cuenta propia que se ocupen de los asuntos administrativos para de esa manera librarse de responsabilidades y preocupaciones. También desempeñan esta labor asesorías y gestorías, que realizan una labor compleja que en muchas ocasiones se encuentra fuera del alcance del autónomo.
Eso sí, al final de mes hay que abonar sus servicios y el margen de beneficio se reducirá considerablemente. A ello se le unen las cuotas tan elevadas de autónomos, que en muchos casos conducen a algunas personas a trabajar sin asegurar debido a que no alcanzan unos ingresos mínimos para afrontar los impuestos.