Los jóvenes que finalicen sus estudios tienen la posibilidad de incorporarse al mercado laboral durante los siguientes años a través de un contrato en prácticas. Los emprendedores y autónomos pueden sacarle mucho partido a los incentivos existentes para incorporar a sus negocios a jóvenes cualificados.
Gracias a los contratos en prácticas el trabajador podrá adquirir la suficiente práctica en un empleo adecuado a su formación. Los emprendedores o empresarios tendrán la posibilidad de formalizar un contrato con ellos con una reducción del 50% en la cuota a la Seguridad Social cuando se trate de un menor de 30 años o de 35 años con un grado de discapacidad igual o superior al 33%.
En lo que se refiere a la retribución, está vendrá marcada por el convenio colectivo para los trabajadores en prácticas. Durante el primer año su sueldo no podrá ser inferior al 60% del salario establecido en convenio para un profesional que ocupe el mismo cargo, mientras que el segundo año no podrá bajar del 75%.
Su salario no estará por debajo del salario mínimo interprofesional, y en el caso de que se contraten a estos trabajadores en prácticas a tiempo parcial, se rebajará la cuantía en función de la jornada determinada. Los contratos en prácticas podrán ejecutarse con las personas que cuenten con un título universitario o de formación profesional, además de títulos reconocidos como equivalentes. Es preciso que no hayan pasado más de cinco años desde la conclusión de los estudios, ampliándose a siete en el caso de los discapacitados. Cuando se trate de jóvenes con menos de 30 años, no se tendrá en consideración el año de finalización de los estudios.
Una vez que concluya el contrato deberán facilitarle al trabajador un certificado con la duración de las prácticas y las tareas desempeñadas en la empresa. No existe la posibilidad de estar más de dos años con este tipo de contrato en una misma compañía.