Los emprendedores españoles continúan encontrándose con serios problemas a la hora de poner en marcha sus negocios. Los impuestos, la burocracia y la falta de financiación continúan siendo una losa demasiado pesada. Esto ha provocado que muchos hayan optado por hacer las maletas y probar fortuna en un país extranjero, en donde puedan consolidar o arrancar sus proyectos empresariales.
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Básicamente optan por esta medida para conseguir más fondos para sus negocios o para abrirse nuevos mercados. Muchas de estas compañías deciden comenzar en España, pero para no frenar su expansión deciden dar un paso más en su carrera. Es importante que en el lugar de destino tengan acceso a inversores y que realmente existan opciones de llegar al consumidor.
Pero antes de dar cualquier paso y extender el negocio fuera de nuestras fronteras es preciso valorar, además, la tributación de los beneficios, la fiscalidad, permisos de apertura y requisitos sobre licencias. No hay que pasar por alto los problemas que suelen tener los españoles al principio a la hora de emigrar con el idioma, las costumbres y la falta de contactos en el país de origen. En este caso, lo más conveniente sería llegar ya con un socio local que se encargase de abrir el camino.
Este tipo de figura resultará importante para conocer la filosofía y la manera de trabajar en el país. Algunas compañías que optaron por expandirse internacionalmente así lo admiten, ya que los trámites burocráticos poco tienen que ver con los españoles.
A la hora de buscar un destino para los emprendedores, Europa puede ser una gran opción, sobre todo porque se cuenta con una moneda común y hay libre circulación, en donde Reino Unido y Dinamarca serían los mejores sitios, según un estudio realizado por el Banco Mundial. A nivel mundial, Singapur y Nueva Zelanda ocupan los primeros puestos para hacer negocios.