En la era de la digitalización, muchas de las ventas que realizan las empresas se hacen a través de Internet, pero aún sigue habiendo un importante número de emprendedores que necesitan llegar a los clientes por otras vías. Y una de ellas es la convencional de toda la vida, a través de un espacio físico, en donde el consumidor puede tocar y ver el producto antes de comprarlo.
Para satisfacer estas necesidades están las pop ups, que son espacios multimarcas de carácter temporal que están pensadas para pequeñas firmas que no dispongan de tiempo, dinero o ganas de montar un establecimiento físico para la comercialización de sus productos. El comienzo de las rebajas puede animar a muchos emprendedores a hacer uso de ellos.
Durante un periodo que puede ir desde una semana hasta los quince días las empresas pueden alquilar estos espacios en estos recintos para darse a conocer y captar otro tipo de cliente, que no tiene demasiado que ver con el de Internet. El perfil de los emprendedores que se deciden por este método abarcan sectores muy variados que van desde la joyería, gastronomía, ropa o decoración.
Es importante que se acierte con el espacio, así como con su ubicación y decoración. Todo ello dependerá del tipo de consumidor hacia el que se dirija. Por ejemplo, para las ventas de calidad y más exclusivas se suele pensar en edificios emblemáticos, que aporten lujo y que destaquen por su arquitectura y diseño. Resulta necesario además que se ofrezca al potencial cliente un producto distinto, que le empuje en realidad a acercarse a este espacio.
En los últimos tiempos se ha apreciado un incremento de los mercados pop up. Se trata de una tendencia de venta que permite a los emprendedores vender sus productos sin necesidad de invertir demasiado capital. A lo mejor en el futuro las grandes empresas también le sacan un gran rendimiento a este modelo.